miércoles, 22 de febrero de 2012

Taktika Berri - los mejores pinchos y platos donostiarras




Cualquier amante de la comida del norte muy seguramente ha estado o ha oído hablar de este restaurante situado en el Eixample Esquerra, ya que es conocido como el mejor de la ciudad. Un restaurante que ofrece tanto una primera zona de barra para comer "de pinchos" al estilo del norte: de pié pegado al de al lado y estirando el brazo al máximo para coger ese último pincho que tiene tan buena pinta y que no paran de robarte, bebiendo el típico Txakolí de la tierra que entra fácilmente y hace que salgas haciendo eses y sirviéndote de tantos pinchos como quieras mientras seas luego honrado y te guardes todos lo palillos (muchos hacen trampas).

Este lugar lleva mucho tiempo en el barrio y suele estar frecuentado por una clientela habitual, tanto personas mayores del barrio asiduos de toda la vida como trabajadores de la zona de diferentes edades. Es el lugar perfecto para, por ejemplo, al salir de trabajar entre semana, quedar para tomar un pincho antes de cenar o para picar algo al mediodía. Sólo entrar, desconectas completamente de todo pero no por la relajación que transmita el lugar si no todo lo contrario, por la vitalidad y alegría que se respira dentro. 


Eso sí, esas horas son horas punta ya que está llenísimo de gente, como los sábados al mediodía, debido a la fama de sus pinchos y a que la zona de la barra no es muy grande (aunque, si lo fuera, creo que estaría igual de lleno). El hecho de que además, el precio de los pinchos sea asequible, fomenta que tengan siempre el local lleno.

Pueden encontrarse una diversidad de pinchos para todos los gustos, tanto fríos como calientes, ya que los calientes van saliendo continuamente de la cocina ofreciéndose a los clientes, aunque muchas veces también pueden pedirse directamente. 

El restaurante en sí ocupa la otra sala del local, dónde pueden comerse platos tradicionales donostiarras con excelentes ingredientes y en grandes cantidades, como ya les gusta a los del norte. Comer en el restaurante es más caro, pero está bien relacionado con la cantidad y la calidad de los platos. Por ello mismo suele estar más frecuentado por una clientela más mayor que en la zona de pinchos. Los platos van des del chuletón de buey hasta el tronco de merluza o la ensalada de txangurro y, cada plato está cocinado y preparado perfectamente evitando las sofisticaciones, es decir, no buscando sorprender al cliente con el diseño de sus platos, si no dando importancia a que éste disfrute con el sabor de los mismos.

El Taktika Berri valora sobre todo el que sus clientes disfruten con la comida que se les ofrece, dando menor importancia a la decoración del local, por lo que ésta se basa en una decoración sencilla y básica sin ningún tipo de sofisticaciones.

En mi opinión, el Taktika Berri es un lugar perfecto dónde tomarse un Txakolí o una cerveza junto un par de pinchos antes de cenar junto con un par de amigos o con la pareja mientras se disfruta de su entorno bullicioso pero divertido y alegre. El restaurante está bien para poder ir a comer o cenar entre semana o para comer los sábados (cierra el resto del fin de semana) tomándoselo ya con cierta calma junto a la familia o pareja, por ejemplo (ojo, sábados reservar, si no, imposible). 










viernes, 10 de febrero de 2012

Dos palillos - fusión japonesa y española



En un momento u otro tenía que surgir la gastronomía japonesa, ya que me tiene completamente anonadada con sus sabores y texturas. 

Aún así, he decidido empezar con un restaurante que no es en sí sólo japonés, sino que, ofrece una fusión de esta gastronomía junto a la española. Una combinación de ingredientes japoneses y españoles cocinados con técnicas y costumbres de ambas cocinas. Eso es lo que hace tan especial el lugar en sí y los propios platos. Un ex jefe de cocina del Bulli abrió este local, dónde puede apreciarse la creatividad y experiencia de un profesional de la cocina. 

El restaurante está situado en el barrio del Raval, actual área alternativa de moda frecuentada por muchos jóvenes, dónde, además de tiendas de segunda mano y bares de estilo bohemio, a la vez se encuentran también restaurantes de diseño y tiendas de las últimas firmas y diseñadores de moda alternativa. Ahí mismo, junto al conocido hotel Camper y la tienda de la marca, encontramos una pequeña entrada que da paso al restaurante dos palillos.

Lo primero que sorprende del lugar al entrar es, la sencillez y humildad de un pequeño espacio, debido al tipo de platos (y al alto precio) que se sirven en el lugar. Esa primera sala a la que se accede se parece a los típicos bares tradicionales de España de toda la vida, con su barra y taburetes, su televisor, etc. Pero, rápidamente, se percibe una atención sumamente atenta y educada por parte de los empleados de detrás de la barra.

Junto a esta sala se encuentra otra de estilo complemente diferente, japonés. La sala es mucho más oscura, decoración sencilla basada en el negro, cuyo comedor consiste en una barra cuadrada en el centro mientras puede verse a los cocineros japoneses cocinar mientras se come. Esto, por lo contrario, no ocurre en la otra barra, dónde simplemente se come en la barra tradicional. 

Todo ello conecta con esa fusión entre lo japonés y lo español, dos entornos diferentes acordes con cada gastronomía, así como una mezcla de personal de ambas cultural. Todo ello refuerza esa fusión y la hace más viva y real. 

El propio nombre del local hace relación a esta fusión "Dos palillos", ya que es el nombre que reciben los utensilios que se utilizan en las tapas españolas así como los que se utilizan para comer los platos japoneses, ambos caracterizados por la pequeña cantidad.

En el momento de comer, el proceso consiste en ir probando diversos platos en pequeñas cantidades que van saliendo poco a poco de la cocina, mientras los camareros de la barra (yo sólo he tenido el placer de comer en la barra tradicional, ya que la japonesa está siempre más llena porque tiene más fama) te explican en qué consiste cada plato, qué tipo de ingredientes llevan y cómo están cocinados. 

Los platos son exquisitas sorpresas creativas que se degustan con calma para ir descubriendo cada uno de los ingredientes de los que ahora uno es consciente. El plato que más me sorprendió y que repetí cuando volví fue el arroz blanco aliñado para sushi con anguila melosa crujiente a la parrilla que, en vez de alga, uno mismo debía enrrollar en una hoja típica de la cocina japonesa (shisho verd) que tiene un aroma muy especial y la combinación es exquisita. En ningún otro japonés había oído hablar de esta hoja y es alucinante, tanto su olor como sabor como la combinación de éstos con la anguila y el arroz.

El resto de platos que probé también son exquisiteces, como por ejemplo el ostrón del delta a la parrilla con sake y el arroz blanco japonés aliñado para sushi con ventresca de atún y nori, y podría decir varios más.

Podéis miraros la carta en la página, aunque sugiero que este restaurante es un "must" de Barcelona para ir acompañado mejor de una o dos personas (debido a que se come en la barra y el cara a cara es más difícil). Un lugar para amantes de nuestra cocina y de la asiática, para acudir un día especial que uno tenga ganas de probar combinaciones diferentes y sugerentes.