En un momento u otro tenía que surgir la gastronomía japonesa, ya que me tiene completamente anonadada con sus sabores y texturas.
Aún así, he decidido empezar con un restaurante que no es en sí sólo japonés, sino que, ofrece una fusión de esta gastronomía junto a la española. Una combinación de ingredientes japoneses y españoles cocinados con técnicas y costumbres de ambas cocinas. Eso es lo que hace tan especial el lugar en sí y los propios platos. Un ex jefe de cocina del Bulli abrió este local, dónde puede apreciarse la creatividad y experiencia de un profesional de la cocina.
El restaurante está situado en el barrio del Raval, actual área alternativa de moda frecuentada por muchos jóvenes, dónde, además de tiendas de segunda mano y bares de estilo bohemio, a la vez se encuentran también restaurantes de diseño y tiendas de las últimas firmas y diseñadores de moda alternativa. Ahí mismo, junto al conocido hotel Camper y la tienda de la marca, encontramos una pequeña entrada que da paso al restaurante dos palillos.
Lo primero que sorprende del lugar al entrar es, la sencillez y humildad de un pequeño espacio, debido al tipo de platos (y al alto precio) que se sirven en el lugar. Esa primera sala a la que se accede se parece a los típicos bares tradicionales de España de toda la vida, con su barra y taburetes, su televisor, etc. Pero, rápidamente, se percibe una atención sumamente atenta y educada por parte de los empleados de detrás de la barra.
Junto a esta sala se encuentra otra de estilo complemente diferente, japonés. La sala es mucho más oscura, decoración sencilla basada en el negro, cuyo comedor consiste en una barra cuadrada en el centro mientras puede verse a los cocineros japoneses cocinar mientras se come. Esto, por lo contrario, no ocurre en la otra barra, dónde simplemente se come en la barra tradicional.
Todo ello conecta con esa fusión entre lo japonés y lo español, dos entornos diferentes acordes con cada gastronomía, así como una mezcla de personal de ambas cultural. Todo ello refuerza esa fusión y la hace más viva y real.
El propio nombre del local hace relación a esta fusión "Dos palillos", ya que es el nombre que reciben los utensilios que se utilizan en las tapas españolas así como los que se utilizan para comer los platos japoneses, ambos caracterizados por la pequeña cantidad.
En el momento de comer, el proceso consiste en ir probando diversos platos en pequeñas cantidades que van saliendo poco a poco de la cocina, mientras los camareros de la barra (yo sólo he tenido el placer de comer en la barra tradicional, ya que la japonesa está siempre más llena porque tiene más fama) te explican en qué consiste cada plato, qué tipo de ingredientes llevan y cómo están cocinados.
Los platos son exquisitas sorpresas creativas que se degustan con calma para ir descubriendo cada uno de los ingredientes de los que ahora uno es consciente. El plato que más me sorprendió y que repetí cuando volví fue el arroz blanco aliñado para sushi con anguila melosa crujiente a la parrilla que, en vez de alga, uno mismo debía enrrollar en una hoja típica de la cocina japonesa (shisho verd) que tiene un aroma muy especial y la combinación es exquisita. En ningún otro japonés había oído hablar de esta hoja y es alucinante, tanto su olor como sabor como la combinación de éstos con la anguila y el arroz.
El resto de platos que probé también son exquisiteces, como por ejemplo el ostrón del delta a la parrilla con sake y el arroz blanco japonés aliñado para sushi con ventresca de atún y nori, y podría decir varios más.
Podéis miraros la carta en la página, aunque sugiero que este restaurante es un "must" de Barcelona para ir acompañado mejor de una o dos personas (debido a que se come en la barra y el cara a cara es más difícil). Un lugar para amantes de nuestra cocina y de la asiática, para acudir un día especial que uno tenga ganas de probar combinaciones diferentes y sugerentes.
No había oído hablar de este restaurante pero la verdad es que tiene buena pinta, lo tendremos que probar!!
ResponderEliminarHelen