domingo, 18 de noviembre de 2012

La Fonda del Gaig - "per menjar com deu mana"




En la parte alta del eixample esquerra Carles Gaig tiene situado su restaurante de cocina tradicional catalana que, como bien comentó Ferran Adriá en su momento, hacían falta restaurantes de comida catalana de buena calidad evitando el minimalismo y creatividad en los platos, que de esos ya encontramos muchos.

Una comida que se disfruta entonces por la alta calidad de la materia prima y su elaboración, pero que como local no me llamó la atención. Posiblemente la delicadeza, calidad y cercanía de los platos y el servicio no se reflejaba en el espacio. Un espacio, eso sí, moderno, elegante…pero algo típico, que podría parecerse a cualquiera de estas cadenas de restaurantes (ojo, algunas están muy bien). Lo único que, posiblemente, al ser un restaurante de alta gastronomía en mi opinión le faltaría al local en sí algo que lo caracterizara y lo hiciera más sugerente, manteniendo la sobriedad del entorno. Pero quiero destacar que el servicio es excepcional y eso, está por encima del lugar.
He estado pensado que posiblemente lo que le sucedía al local no era tanto la decoración en sí, porque como he dicho era moderna y sencilla, sino la iluminación. El local transmitía la sensación de estar en el momento comida y no de cena (ocasión en la que acudí), y eso genera un estado emocional también diferente.

Vamos a la comida... pues me hubiera pedido todo. Comida catalana de autor sin demasiadas complicaciones pero con ingredientes de primera calidad y con la referencia del chef. En la carta de vinos te pierdes; porque hay multitud de D.O. tanto catalanas como de diferentes zonas de España y puedes encontrar muchos vinos a buena relación calidad-precio que el mismo camarero te recomienda amablemente.

El servicio, cuando digo que es de calidad no sólo lo digo por la constante atención mesurada que te dedican (mesurada en el sentido de que te dejan espacio, cosa que en algunos sitios a veces no pasa), sino que lo digo también por la proximidad que transmiten y por la disponibilidad en aconsejar. Esto me parece clave en un restaurante de alta gastronomía que ofrece productos autóctonos.

Algo que resultó hasta divertido fue el silencio que se transmite al entrar, lo que provoca que se te contagie y sin querer te veas hablando casi  susurrando… por no molestar al resto de mesas. No sé si ese día se dio por el hecho de ser entre semana y que había muy pocas mesas ocupadas de dos personas, o porque el sitio en sí es siempre un templo místico de la gastronomía.

Me olvidaba de comentar el precio… es para un día muy muy especial que hayas preparado el bolsillo. Ahora sí, el precio está acorde a lo que uno come. Recomiendo las vieiras a la plancha con verduras y el tártar de atún blue fin, como tenía que ser.

jueves, 25 de octubre de 2012

Mosquito - ¡gyozas para todos los gustos!



El Mosquito es un descubrimiento que hice hace poco gracias a una amiga a la que le gusta la gastronomía exótica. Lo que me sorprendió desde el primer momento fue el nombre del restaurante: ¿mosquito? Curioso como la comida que ofrecen,  ¡y fácil de recordar!

Este restaurante se encuentra en el Born junto a un agradable paseo justo detrás del carrer Comerç y al lado del carrer Princesa. Un espacio pequeño siempre lleno de gente joven, dónde conseguir una mesa se convierte en todo un reto, aunque uno siempre puede optar por cenar en la barra. Tiene su gracia.

Un local algo oscuro pero cálido, con cierto aire oriental. La decoración es sencilla, las mesas y sillas son de madera y lo que lo hace todavía más acogedor es que desde una de las zonas puedes ver la cocina y cómo preparan los platos. Uno no puede evitar mirar a ver si ya sale el suyo. La verdad es que tiene mucha gracia tanto para ir a comer o cenar fuera con un pequeño grupo de amigos o con pareja.

Una carta de tapas asiáticas que se basan sobre todo por una gran variedad de gyozas para todos los gustos carnívoros y vegetarianos, cocinadas tanto al vapor como a la plancha… son su especialidad y la verdad es que, ¡están increíbles! Siempre he tenido predilección por este plato en restaurantes japoneses y chinos, pero he de decir que la forma de cocción de la masa está en el perfecto punto. Siempre que he ido he pedido varios platos de diferentes tipos de guiotzas… cuando te los van trayendo no sé cuáles son cada una y, o se lo pregunto o espero a ver si lo descubro yo misma.

Hay algunos otros platos interesantes con tofu, pescado, fideos… aunque recomiendo comer las guiotzas al menos la primera vez que se va. Encontraréis una variada selección de  cervezas para acompañar la comida, una pena para aquellos que se decantan por el vino porque nuestra opción es limitada, pero he de decir que en la segunda ocasión que fui el vino de la casa me sorprendió y era muy correcto.

El precio, otro de los motivos para que esté siempre lleno de gente joven en un barrio de moda. Por eso mismo, aviso ya, reservad en la medida de lo posible si queréis mesa. Siguiendo con el precio, como se trata de un tipo de comida asequible, te permite comer o cenar a un módico precio de unos 20-30 euros dos personas, aunque todo depende de con quien vayas a comer… ¡porque yo he llegado a ir con algunos que se han puesto las botas!

Sólo puedo decir, hay que probarlo, yo me he enamorado… 
¡de sus gyotzas de pato!

sábado, 19 de mayo de 2012

La Fianna - una cena étnica en un ambiente de moda


Hoy volvemos a uno de mis barrios preferidos de la ciudad, el Borne. Si uno se pierde entre sus callejones cerca de la calle Princesa, encuentra el carrer Banys Vells, que todavía hoy después de 6 años desde la primera vez que fui al restaurante me cuesta encontrar. Ahí mismo, detrás de un porticón de madera, encontraréis el ya famoso y muy concurrido La Fianna. 

Este local, que también es bar de copas, es una muy buena opción para esas cenas mano a mano, con grupos de amigos o con la pareja . Su estilo étnico a través de la presencia de colores tierra y muy cálidos, el uso de bandejas doradas como mesas, la poca luz que acompaña el ambiente, los cómodos cojines dónde poder acomodarse y hasta muchos estirarse... porque la Fianna ofrece un lugar mágico dónde disfrutar de una velada agradable y romántica
El restaurante se divide en dos zonas amplias que pueden diferenciarse por la zona de restaurante, más cara por su variedad de platos y por ofrecer más amplitud de espacio así como por la comodidad y número de mesas;  y por la otra zona de tapas, dónde la carta se limita sólo a un número reducido de tapas, ya que suele ser el espacio dónde la gente suele ir a tomar una copa o dónde espera a su mesa. 
Muchos optan también por cenar de una forma más informal en esa zona , ya que es una buena y económica forma de cenar en el restaurante si se consigue mesa a primera hora de la noche, ya que las tapas son generosas y pueden encontrarse platos atractivos como el hummus y el arroz con pollo al curry (los mejores en mi opinión). Cada uno cuesta 5 euros y con dos pueden cenar 2 personas compartiendo si no tienen mucha hambre, lo que sorprende si uno piensa que está en el Borne además.

El restaurante es completamente lo contrario, el precio oscila alrededor de unos 25 - 30 por cabeza. Sus platos son a muy sugerentes y también tienen ese punto exótico, que conectan con el estilo del restaurante.  

Desde hace un tiempo ha ido adquiriendo mucha fama y por ello siempre se encuentra lleno de gente, sobre todo en fin de semana. Por ello es muy recomendable reserva con antelación si se pretende ir a la zona de restaurante. Si la intención es ir con la pareja, se puede pedir una mesa elevada para las que tienes que sacarte los zapatos antes de subir y sentarte sobre los cogines. Para potenciar todavía más ese exotismo y así generar un ambiente más romático al momento de la cena. Aunque tamibén es divertido para ir, por qué no, con cualquier buena compañía.




martes, 10 de abril de 2012

Bimba's - moderno y chic, pero con un aire natural




En la zona alta de Barcelona, justo donde estaba la antigua Jijonenca, hace unos años el grupo Cacheiro se quedó con un local de amplias dimensiones que contaba además con terraza. Hace alrededor de un año nace entonces el restaurante Bimba's, inspirado en la gastronomía italiana.

El interior del restaurante se caracteriza por una decoración moderna y elegante, marcada por el uso de colores fuertes y materiales brillantes sin llegar a ser estridente ni sobrecargado. Por su parte, la terraza, ofrece un estilo más natural y sobrio combinando el uso del negro, colores crudos y blancos, donde reina además la presencia de la madera y el bambú.

El ambiente del interior, incorpora un aire posiblemente más animado y festivo, lo que lo hace muy adecuado para fiestas así como para cenas con amigos o con la pareja. Por el contrario, en la terraza se crea una atmósfera tranquila tipo chill out adecuada tanto para disfrutar de una agradable comida o  cena como para tomarse una copa por la noche.  

La terraza cuenta con techo eléctrico que en invierno está prácticamente cubierto y cerrado, lo que le permite a uno estar resguardado del frío, mientras que en verano se puede disfrutar del buen tiempo. Las mesas están bien separadas las unas de las otras y te puedes sentar cómodamente en unos sofás con cojines decorados con mucho gusto. Todo ello refuerza la sensación de bienestar y tranquilidad que transmite ese entorno a parte.

Ofrecen unos platos de buena relación calidad-precio (precio medio de la carta oscila los 30 euros) típicos de la gastronomía italianas, aunque puede encontrarse alguno en la carta más original y creativo. Por ejemplo, platos como la crema de calabacín y pera es curiosa, dulzona y buena a la vez, pero también puedes encontrar el tradicional risotto con funghi, una variedad de pizzas y pastas como los spaghetti a le vongole, así como variedad de antipasti. Entre los postres, la vez que fui pedimos el clásico suave y ligero tiramisú italiano,  muy recomendable.




viernes, 16 de marzo de 2012

Bouzu - de tapas japonesas



La gastronomía japonesa, junto a la mediterránea, es una de mis preferidas en la actualidad. Tiene una característica que me parece muy interesante y atractiva, además de sus sabores e ingredientes que me parecen alucinantes, que son el minimalismo, la sutileza y el perfeccionismo que hace uso en su cocina. En ella cobra mucha importancia el disfrute de cada uno de los ingredientes que conforman el plato así como todo el proceso de preparación. Ello se ve reflejado también en el estilo decorativo de sus restaurantes. 

El hecho de que exista esta conexión entre el ambiente dónde se disfruta de la comida y ésta misma ayuda a potenciar las sensaciones que se tienen a la hora de disfrutar del momento de la comida. Al no distraer la atención a los elementos que nos envuelven nos da la oportunidad de prestar más atención al paladar. Esto para nosotros resulta actualmente mucho más atractivo y sorprendente ya que en la gastronomía japonesa suelen combinar diversos ingredientes desconocidos y técnicas poco comunes para nosotros.

Barcelona ofrece multitud de emblemáticos y exquisitos restaurantes provenientes de esta tierra, muchos de los cuales ni habré oído hablar, pero me he decantado por empezar hoy por este pequeño y acogedor restaurante situado en la Rambla de Sant Antoni. 

Lo que me pareció curioso de este restaurante des de un inicio fue el hecho de ofrecer platos tipo tapas, lo que me hizo gracia y me pareció una estupenda idea. Ofrecen sobre todo mucha variedad de platos de fideos y arroces de dos tamaños y de diversos ingredientes que están realmente buenos. Nada que ver con los típicos japoneses baratos reconvertidos que surgen ahora, este es de los que lleva su tiempo abierto y ofrecen buena calidad a un precio aceptable. Además de las riquísimas pastas, también ofrecen otra variedad de tapas muy buenas de carnes, pescados y verduras cocinados al típico estilo japonés (tempura, pollo terillaky, sashimis, tatakis...). De postre que no falte un pastelito de pasta de arroz relleno de helado de vainilla para los que no pueden contenerse a los dulces japoneses.

El restaurante está formado básicamente por la terraza (con no mucho encanto la verdad, id mejor adentro), la barra de la entrada y una pequeña sala con mesas de cuatro o dos personas. Siempre que he ido he encontrado un par de mesas ocupadas y la gente hablando en un tono bajo, por lo que no se escucha prácticamente nada en la sala. Es un lugar perfecto para ir con tu pareja a cenar o para una cena íntima con un amigo.

La sala está decorada con ese típico estilo sobrio y minimalista de los japoneses, aunque, en lo que sí pueden diferenciarse entre sí los restaurantes japoneses es en que unos escogen un aire más sofisticado por ejemplo, y otros, como en este caso, tienen el encanto en que son más tradicionales y sencillos. En el caso del Bouzu, éste tiene pequeños elementos decorativos que le dan un toque personal. Por ejemplo, recuerdo su pequeña cortina de estilo floral de la puerta de la cocina (un toque muy auténtico japo la verdad). También el detalle de los frutos secos japoneses me encantó, no en todos los restaurantes japoneses te los ponen, mejor dicho, creo que ha sido en uno de los primeros y únicos que me los han puesto. Para mi gusto, diferentes a lo que estamos acostumbrados por ese toque más dulce, pero muy ricos.



¿Y por qué no tomarse algo antes en el nuevo local de la antigua fábrica Moritz en la misma Rambla Sant Antoni?


















miércoles, 22 de febrero de 2012

Taktika Berri - los mejores pinchos y platos donostiarras




Cualquier amante de la comida del norte muy seguramente ha estado o ha oído hablar de este restaurante situado en el Eixample Esquerra, ya que es conocido como el mejor de la ciudad. Un restaurante que ofrece tanto una primera zona de barra para comer "de pinchos" al estilo del norte: de pié pegado al de al lado y estirando el brazo al máximo para coger ese último pincho que tiene tan buena pinta y que no paran de robarte, bebiendo el típico Txakolí de la tierra que entra fácilmente y hace que salgas haciendo eses y sirviéndote de tantos pinchos como quieras mientras seas luego honrado y te guardes todos lo palillos (muchos hacen trampas).

Este lugar lleva mucho tiempo en el barrio y suele estar frecuentado por una clientela habitual, tanto personas mayores del barrio asiduos de toda la vida como trabajadores de la zona de diferentes edades. Es el lugar perfecto para, por ejemplo, al salir de trabajar entre semana, quedar para tomar un pincho antes de cenar o para picar algo al mediodía. Sólo entrar, desconectas completamente de todo pero no por la relajación que transmita el lugar si no todo lo contrario, por la vitalidad y alegría que se respira dentro. 


Eso sí, esas horas son horas punta ya que está llenísimo de gente, como los sábados al mediodía, debido a la fama de sus pinchos y a que la zona de la barra no es muy grande (aunque, si lo fuera, creo que estaría igual de lleno). El hecho de que además, el precio de los pinchos sea asequible, fomenta que tengan siempre el local lleno.

Pueden encontrarse una diversidad de pinchos para todos los gustos, tanto fríos como calientes, ya que los calientes van saliendo continuamente de la cocina ofreciéndose a los clientes, aunque muchas veces también pueden pedirse directamente. 

El restaurante en sí ocupa la otra sala del local, dónde pueden comerse platos tradicionales donostiarras con excelentes ingredientes y en grandes cantidades, como ya les gusta a los del norte. Comer en el restaurante es más caro, pero está bien relacionado con la cantidad y la calidad de los platos. Por ello mismo suele estar más frecuentado por una clientela más mayor que en la zona de pinchos. Los platos van des del chuletón de buey hasta el tronco de merluza o la ensalada de txangurro y, cada plato está cocinado y preparado perfectamente evitando las sofisticaciones, es decir, no buscando sorprender al cliente con el diseño de sus platos, si no dando importancia a que éste disfrute con el sabor de los mismos.

El Taktika Berri valora sobre todo el que sus clientes disfruten con la comida que se les ofrece, dando menor importancia a la decoración del local, por lo que ésta se basa en una decoración sencilla y básica sin ningún tipo de sofisticaciones.

En mi opinión, el Taktika Berri es un lugar perfecto dónde tomarse un Txakolí o una cerveza junto un par de pinchos antes de cenar junto con un par de amigos o con la pareja mientras se disfruta de su entorno bullicioso pero divertido y alegre. El restaurante está bien para poder ir a comer o cenar entre semana o para comer los sábados (cierra el resto del fin de semana) tomándoselo ya con cierta calma junto a la familia o pareja, por ejemplo (ojo, sábados reservar, si no, imposible). 










viernes, 10 de febrero de 2012

Dos palillos - fusión japonesa y española



En un momento u otro tenía que surgir la gastronomía japonesa, ya que me tiene completamente anonadada con sus sabores y texturas. 

Aún así, he decidido empezar con un restaurante que no es en sí sólo japonés, sino que, ofrece una fusión de esta gastronomía junto a la española. Una combinación de ingredientes japoneses y españoles cocinados con técnicas y costumbres de ambas cocinas. Eso es lo que hace tan especial el lugar en sí y los propios platos. Un ex jefe de cocina del Bulli abrió este local, dónde puede apreciarse la creatividad y experiencia de un profesional de la cocina. 

El restaurante está situado en el barrio del Raval, actual área alternativa de moda frecuentada por muchos jóvenes, dónde, además de tiendas de segunda mano y bares de estilo bohemio, a la vez se encuentran también restaurantes de diseño y tiendas de las últimas firmas y diseñadores de moda alternativa. Ahí mismo, junto al conocido hotel Camper y la tienda de la marca, encontramos una pequeña entrada que da paso al restaurante dos palillos.

Lo primero que sorprende del lugar al entrar es, la sencillez y humildad de un pequeño espacio, debido al tipo de platos (y al alto precio) que se sirven en el lugar. Esa primera sala a la que se accede se parece a los típicos bares tradicionales de España de toda la vida, con su barra y taburetes, su televisor, etc. Pero, rápidamente, se percibe una atención sumamente atenta y educada por parte de los empleados de detrás de la barra.

Junto a esta sala se encuentra otra de estilo complemente diferente, japonés. La sala es mucho más oscura, decoración sencilla basada en el negro, cuyo comedor consiste en una barra cuadrada en el centro mientras puede verse a los cocineros japoneses cocinar mientras se come. Esto, por lo contrario, no ocurre en la otra barra, dónde simplemente se come en la barra tradicional. 

Todo ello conecta con esa fusión entre lo japonés y lo español, dos entornos diferentes acordes con cada gastronomía, así como una mezcla de personal de ambas cultural. Todo ello refuerza esa fusión y la hace más viva y real. 

El propio nombre del local hace relación a esta fusión "Dos palillos", ya que es el nombre que reciben los utensilios que se utilizan en las tapas españolas así como los que se utilizan para comer los platos japoneses, ambos caracterizados por la pequeña cantidad.

En el momento de comer, el proceso consiste en ir probando diversos platos en pequeñas cantidades que van saliendo poco a poco de la cocina, mientras los camareros de la barra (yo sólo he tenido el placer de comer en la barra tradicional, ya que la japonesa está siempre más llena porque tiene más fama) te explican en qué consiste cada plato, qué tipo de ingredientes llevan y cómo están cocinados. 

Los platos son exquisitas sorpresas creativas que se degustan con calma para ir descubriendo cada uno de los ingredientes de los que ahora uno es consciente. El plato que más me sorprendió y que repetí cuando volví fue el arroz blanco aliñado para sushi con anguila melosa crujiente a la parrilla que, en vez de alga, uno mismo debía enrrollar en una hoja típica de la cocina japonesa (shisho verd) que tiene un aroma muy especial y la combinación es exquisita. En ningún otro japonés había oído hablar de esta hoja y es alucinante, tanto su olor como sabor como la combinación de éstos con la anguila y el arroz.

El resto de platos que probé también son exquisiteces, como por ejemplo el ostrón del delta a la parrilla con sake y el arroz blanco japonés aliñado para sushi con ventresca de atún y nori, y podría decir varios más.

Podéis miraros la carta en la página, aunque sugiero que este restaurante es un "must" de Barcelona para ir acompañado mejor de una o dos personas (debido a que se come en la barra y el cara a cara es más difícil). Un lugar para amantes de nuestra cocina y de la asiática, para acudir un día especial que uno tenga ganas de probar combinaciones diferentes y sugerentes.











  




lunes, 30 de enero de 2012

Bodega Sepúlveda - lo bueno de comer como en casa



La Bodega Sepúlveda es un restaurante de toda la vida situado, como bien indica el nombre, en la calle Sepúlveda junto a la Ronda de Sant Antoni. Se trata de un establecimiento familiar, dónde uno se siente muy acogido entre un servicio muy atento y de carácter espontáneo y natural, y una clientela diversa bastante asidua.

Cuando digo familiar, me refiero a que tanto por el tipo de empresa que ha ido pasando de padres a hijos así como por la clientela que suele acudir. Yo mismo conocí este lugar por familia, ya que suele ser un lugar dónde suelen acudir con frecuencia familias y conocidos de toda la vida. Aunque también es un lugar encantador para ir con la pareja o con amigos, no cabe duda, cuando se busca disfrutar de una buena comida más que del romanticismo o la modernidad del local.

El restaurante está dividido en dos pisos pequeños muy acogedores y cálidos. La decoración recuerda a las antiguas tabernas y bodegas, ya que, antiguamente fue en sí una taberna que posteriormente pasí a ser un restaurante que, como bien he dicho, fue pasando de padres a hijos. Se caracteriza por un mobiliario de madera oscura, los techos no muy altos, los pasillos estrechos y los pequeños cuadros y fotografías de ellos junto a personajes conocidos. A pesar de que el establecimiento en sí recuerde a las antiguas y tradicionales tabernas de barrio, la atmósfera que se respira en él es de serenidad y calma.

Sólo entrar llama la atención (y al mismo tiempo hace segregar el paladar) la vitrina que tienen debajo del mostrador, dónde pueden verse los diferentes productos frescos y de temporada que tienen para la elaboración de los platos (pescados, carnes, jamón...)

Ofrece una cocina tradicional principalmente catalana de muy buena calidad, aunque también se encuentran platos procedentes de diferentes partes de España. Recuperan recetas tradicionales elaboradas de forma cuidadosa y con algún toque diferente (probar sin falta no sólo sus fantásticas croquetas de l'àvia, si no también, las de chipirones, están para chuparse los dedos). Ofrecen así platos tradicionales de pescados, carnes, ensaladas, revoltillos diversos, así como una selección de embutidos y quesos.

Hay un carpaccio que me entusiasmó y merece la pena probar, de calabacín. bacalao y parmesano.
Otros platos típicos son la morcilla, la tortilla de bacalao "ajoarriero" y los mejillones, entre otros. Respecto a los vinos, disponen de una amplia bodega con gran abanico de precios, aunque siempre vinos de diferentes ciudades españolas de primera calidad. 

Los platos se sirven en abundantes cantidades, lo que es de agradecer, ya que elevada calidad en grandes cantidades cuesta de encontrar. Por su parte, el precio es bastante asequible, ya que por 30 euros por persona puedes disfrutar de una buena comida junto a un buen vino.

Sin duda, un buen lugar tanto para una comida o cena más de fin de semana, en un lugar que transmite confianza y buen humor, del que uno sale siempre muy agradecido y con ganas de volver.




Podéis consultar toda la carta en su página web: http://www.bodegasepulveda.net/





lunes, 23 de enero de 2012

Alba Enric Granados - elegante, sobrio y exquisito


En una de mis calles preferidas de Barcelona encontramos un restaurante acorde con su localización. Enrique Granados, en mi opinión, es una calle tranquila, que queda apartada del bullicio del resto del Eixample. Una calle peatonal y que da poca vía de circulación a los coches, por lo que se convierte en un paseo acogedor, con multitud de terrazas y tiendas de moda. Una calle que mantiene el estilo modernista de sus edificios y que transmite cierta clase y elegancia tradicional, sin llegar a ser superflua.

Eso es lo que la hace que la localización sea coherente con el tipo de restaurante que es el Alba. Un lugar de elegancia sobria debido a su decoración homogénea y sutil, dónde predomina la tranquilidad en todo el local. Es un local que transmite cierto lujo de estilo francés, aunque con un toque vanguardista.

Sirven un tipo de platos de gastronomía mediterránea basándose en los ingredientes y su cocina tradicional, sin grandes elaboraciones sofisticadas ni mezclas innovadoras. Una materia prima de buena calidad y la delicadeza con la que se preparan los platos son la clave de la exquisitez de sus platos.

El restaurante está compuesto por dos plantas amplias con capacidad para grupos grandes, así como de una agradable terraza dónde hasta en invierno puede disfrutarse de un cóctel a última hora de la tarde junto al calor de sus estufas. En el segundo piso, el restaurante dispone de dos pequeñas terrazas en las que se puede comer o cenar agradablemente cuando el tiempo acompaña, disfrutando viendo pasar a la gente del barrio por esta encantadora calle. Éste es, para mi, un lugar privilegiado dónde poder disfrutar de una velada romántica  en pareja de noche, no cabe duda.

La carta de vinos es excepcional, ya que disponen de una amplia bodega. Asimismo, se trata de un restaurante caro, ya que el precio por persona oscila alrededor de unos 45-50 por persona. Aún así, la calidad de la comida es excepcional y el personal muy servicial. En general, suele estar frecuentado por personas a partir de 30 años, debido a su precio y a la localización.

La carne roza de buey a la piedra y los canelones trufados son dos de sus platos números uno, sin olvidar claro está, sus fantásticos pescados al horno y sus huevos estrellados. Debido al éxito de su restaurante hermano, el Alba París, abrió el Alba Granados ofreciendo una localización única para mí. 

Para mí, un lugar que permite comer comida de calidad sin grandes elaboraciones, disfrutando de un lugar acogedor envuelto de cierta sofisticación muy delicada. Recomiendo, como bien he dicho, disfrutar de una cena a la luz de la luna en la terraza, en medio del emblemático y tradicional barrio del Eixample.


Si os interesa saber más...






martes, 17 de enero de 2012

Samsara - un exotismo que seduce



En el barrio de Gracia se encuentran restaurantes con mucho encanto, en general de estilos más exóticos o bohemios. El Samsara (Terol, 6) es uno de esos restaurantes más exóticos (como el propio nombre sugiere) debido a la decoración étnica y a muchos de los platos de los que pueden disfrutarse.

Se trata de un espacio pequeño y alargado, dónde a cada lado de las paredes las mesas consisten en pequeños y bajos muebles y la gente puede sentarse en taburetes o en un sofá con cojines. Ello es una de las razones por la que este local suele atraer principalmente a gente joven, ya que se caracteriza por un estilo y mobiliario más desenfadado y sencillo.

Al entrar en el local, se percibe una atmósfera cálida, debido a los colores tierra y a la suave luz, pero a la vez vital, debido a la música y a que suele estar frecuentado por gente joven, por lo que se crea un ambiente con mucha vida. Las mesas están bastante juntas, por lo que todavía se potencia más esa sensación de calidez.

Ofrecen  una variedad de platos creativos y sugerentes, con ciertos toques exóticos, ya que se pueden encontrar platos tanto de estilo árabe, como asiático o como mediterráneo. Se trata de un tipo de comida para aquellos a los que les gusta probar nuevos sabores y diversas mezclas de éstos. 

Los platos son más bien "platillos", tipo tapa para compartir, lo que encaja con el desenfado y la jovialidad del local (bueno, y tiene también sentido debido a las pequeñas dimensiones de las mesas). La comida está realmente buena, debido al juego de sabores, y permite comer perfectamente por 20 euros por persona, aunque, depende del hambre que uno tenga, ya que la cantidad no es que sea abundante.

Samsara está abierto hasta tarde, por lo que permite disfrutar tranquilamente también de una copa los fines de semana junto a música electrónica actual hasta primera hora de la madrugada (aunque si uno pretende alargar la noche hasta muy tarde, la oferta de Gracia ya es más limitada)

Este restaurante es un buen lugar dónde compartir una cena con amigos, si no se trata de un grupo grande ya que no hay espacio suficiente en las mesas. En mi opinión es un lugar para aquellas cenas de amigos en "petit comité", para cenas mano a mano o para ir en pareja también. 
 Animado pero a la vez relajado. Un lugar que permite divertirse a la vez que disfrutar de una agradable conversación en un entorno ecléctico que resulta visualmente seductor.












sábado, 14 de enero de 2012

Sibar - una masía de ciudad



El Sibar lo descubrí gracias a una persona con la que intercambiábamos recomendaciones de restaurantes, aunque en general solían ser de japoneses debido a su también gran afición a esta gastronomía (de la que ya iré deleitando con restaurantes más adelante). Pero, en este caso, me sorprendió con este encantador restaurante de comida mediterránea situado en una zona de la que siempre he desconocido locales. Esta persona me dijo: "lo que enamora del sitio es que es como estar cenando en una masía, pero con un estilo moderno en medio de la ciudad"; y, así es.

Cerca de la antigua fábrica Damm, en el Eixample Dret, encontramos una pequeña masía situada en medio de un pequeño y tranquilo parque en una zona vecinal con poca vida nocturna. ¡Eso fue lo primero que me enamoró del lugar! Adentrándome en el parque percibí a lo lejos una tradicional masía con una pequeña terraza, pero que, al adentrase uno, se veía una decoración sobria pero moderna y muy cuidada. Lo que también la asemeja a otras masías es esa situación apartada del barullo nocturno, por lo que es ideal para comidas y cenas en familia, pareja o amigos, ya que permite sentirse en un entorno más familiar y relajado. Ello se ve reforzado a su vez, por la distancia entre las mesas (sorprendentemente distante) lo que aporta más intimidad a cada mesa, cosa que muchas veces merma en muchos sitios, todo hay que decir. 

A pesar de esa familiaridad, el local ofrece la modernidad y el toque sofisticado de una ciudad cosmopolita como Barcelona, a través del mobiliario sobrio y elegante dónde reina la madera, y a través de los platos que ofrecen. Mientras la sensación es de estar en una bonita y amplia masía, porque eso sí, impresionan sus altos techos, los platos sorprenden por su toque sofisticado junto al sabor tradicional de la comida mediterránea catalana. Es decir, te preparan, por ejemplo, unos increíbles berberechos al vapor con cava, que están para chuparse los dedos. Otros platos como pescados, carnes o ensaladas por ejemplo, tienen siempre su toque original.

 El personal es joven, muy servicial y atento, con disposición siempre a recomendar platos al gusto del cliente. En general decir también que, se suelen hacer reservas de mesas ya que, a pesar de ser poco conocido, la gente que lo conoce repite con entusiasmo, y no se suele encontrar sitios si no se llama con varios días de antelación.

Finalmente, lo que también  sorprende del lugar es su precio, ya que por el tipo de platos, el tipo de restaurante y la calidad de éstos, pagas un módico precio muy aceptable (variable en función de si uno es un sibarita del vino claro está, pero, en general, muy buena relación calidad-precio).

Para cuando buscas disfrutar de una comida creativa y elaborada, pero desconectar y disfrutar de un entorno más natural y tradicional, pero con cierta sofisticación. 



viernes, 13 de enero de 2012

El Gran Café - con estilo modernista y burgués




Otro de los restaurantes que guardo en el recuerdo con mucho aprecio y cariño es El Gran Café. Sólo he tenido la oportunidad de cenar en este clásico y elegante restaurante de Barcelona hace varios años, posiblemente porque en la actualidad acostumbran a acudir muchos turistas debido a cómo se ha dado a conocer y a la zona en la que está ubicado, el barrio Gótico.

El encanto que  recuerdo del lugar se asemeja al del Little Italy por su ambiente tranquilo, sombrío y musical, ya que en éste se puede disfrutar de un concierto de piano en directo. 

A pesar de que actualmente esté frecuentado por muchos extranjeros, es un lugar que hay que descubrir. Un restaurante que enamora con su elegancia clásica de estilo modernista que recuerda a los antiguos cafés de la ciudad, dónde se puede degustar una cuidadosamente elaborada y diseñada comida tradicional catalana. 

Para aquellos amantes de los locales auténticos de toda la vida, que te trasladan a otra época manteniendo su mobiliario y atmósfera, pero que se perciben delicadamente cuidados en todos sus elementos, el Gran Café es un ejemplo de ello.

Se percibe un cierto esmero por parte del local en recrear el ambiente más tranquilo que se vivía antaño frente al estilo de vida más frenético que llevamos actualmente y que puede percibirse en muchos lugares públicos.

Por otro lado, cuando digo que mantiene la atmósfera auténtica que se creaba en este tipo de cafés antiguos modernistas, me refiero a que consigue transmitir en cierta medida el estilo de vida y cultura que se vivía en los antiguos años veinte.

Para cualquier cena íntima, ya sea en pareja, con un familiar o un amigo cercano, este lugar es perfecto para poder charlar y relajarse con un buen plato y un buen vino. Para aquellos días en que nos apetece arreglarnos y salir a disfrutar de una agradable y larga cena en compañía de alguien cercano, este un buen lugar para acudir. El precio por su parte es algo caro en relación con la calidad (buena, pero no excepcional), aunque no excesivo, pero vale la pena si la intención es la anterior.

Ahora sí, vigilad escoge un día entre semana, ya que el encanto del lugar se pierde si se encuentran aglomeraciones o si uno escucha tantas lenguas diversas que no sabe exactamente si uno está en casa. Es la pena de estos lugares que, comprensiblemente, buscan potenciar su mercado y sacar más rendimiento al local, pero, pierden la propia esencia y naturaleza del lugar.


Para detalles concretos visitad: www.restaurantelgrancafe.com





martes, 10 de enero de 2012

Little Italy - una velada al ritmo del jazz




En pleno corazón del Born, en una pequeña calle junto al Passeig del Born (carrer del Rec), encontramos este emblemático restaurante que nos traslada a las noches de jazz neoyorquinas.

He decidido empezar este espacio con este restaurante, ya que recuerdo una encantadora cena hace muchos años, junto a mi padre y la que entonces era su pareja. Una época en la que empecé a descubrir el encanto de este barrio, posiblemente cuando a penas había entrado en mi adolescencia, y que, ahora, disfruto descubriendo nuevos lugares dónde cenar y tomar una copa (siempre y que me lo pueda permitir, porque, en el Born, poco queda de barato)

Yo era entonces y lo sigo siendo, aunque en menor medida, una enamorada de la gastronomía italiana, en especial por supuesto, de la pasta. En este lugar ofrecen una gran variedad de platos italianos muy buenos a un precio medio. Pero, no es en sí la comida, si no que, lo que realmente merece la pena de disfrutar en este lugar es del local y el ambiente que se respira en él sólo al entrar. Luz tenue, mobiliario antiguo, un espacio relativamente amplio pero acogedor... todo ello hacen que se cree una atmósfera romántica y acogedora durante la noche.

Sin lugar a dudas, y según mi opinión, lo que realmente me cautivó de Little Italy fue la música. Si eres un amante del jazz, o simplemente de buena música suave y vivaz, este es un lugar perfecto para disfrutar de una cena acompañada de música en vivo, lo cual todavía le da más magia al momento.

Cuando sales del local es como si volvieras a la realidad, como si hubieras estado un periodo de tiempo en otro lugar. Para acabar la noche con una buena copa, justo al lado encontrarás el Gimlet, coctelería de toda la vida de Barcelona. Aunque, si prefieres ser un poco más alternativo y seguir en la línea atmosférica del Little Italy, eso si, sin la música, enfrente del restaurante encontrarás otro bar auténtico del Born, el Borneo.

A veces la magia que transmite un lugar, como puede ser a través de la música, hace que el recuerdo se refuerce y esté presente a lo largo de los años. 

Porque un momento de cena puede ser especial y diferente por el entorno en el que se disfruta del plato. La comida puede llegar a saber mejor, si los elementos externos potencian tu energía positiva, y uno de ellos puede ser, una música sugerente adecuada a la situación.


Para más información: www.littleitaly.com